El bullying puede afectar a cualquiera de nuestros hijos y sí, también los que lo hacen pueden estar siendo muy afectados.

Muchos niños que hacen bullying lo hacen como una forma de proyectar lo que sufren en casa porque hay familia que hacen bullying.  Mamás, papás, tíos, se ríen, se burlan, dicen frases y palabras ofensivas y despectivas.

“Eres gordo, bruto, torpe, no sirves para nada o solo sirves para…” son formas de bullying y que afectan muchísimo porque vienen del contexto que se supone debería ser protector.

Si un niño hace burlas o maltrata físicamente a otros hay que ir al trasfondo, a como vive y lo que vive en su ambiente.

Pregunta siempre a tu hijo cómo es su recreo, con quién y como juegan, si algo le disgusta o alguien. Detectando a tiempo podemos intervenir a tiempo.

Además de crear atmósferas de amor y protección, debemos hacer saber a nuestros hijos que siempre estarán seguros con nosotros y que les creeremos cuando nos digan que algo no anda bien, que no se calle, que siempre hable.

El bullying no es justo para absolutamente nadie.

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